El cuestionamiento sistemático a la desigualdad y a la violencia de género no surge de un ejercicio reflexivo de parte de los varones cisgénero y heterosexuales. En la Argentina contemporánea, se trata de un clima social configurado por el reclamo político y el reconocimiento legal de derechos sexuales y reproductivos, y las reacciones contra los femicidios y la violencia de género, de renovada fuerza y extensión desde la primera concentración del Ni Una Menos (2015). Los movimientos feministas, de mujeres y de la diversidad sexual han impulsado estas demandas y denuncias, ante las que los varones cis-hetero hemos ocupado el lugar de victimarios, cómplices, adversarios, testigos indiferentes o, en menor medida, aliados. (Párrafo extraído del texto a modo de resumen)