Los viajeros internacionales son varios millones por año y los niños han sido estimados en alrededor de dos millones. Tienen necesidades especiales y susceptibilidad/vulnerabilidad que deben ser consideradas de manera individual según sus antecedentes y lugar de destino.
La globalización implica el riesgo de la reintroducción por un viajero/inmigrante de enfermedades eliminadas en un área (por ejemplo: sarampión, poliomielitis).
La consulta oportuna previa al viaje debe realizarse a 4-8 semanas de la fecha de partida.
Se deberá: 1- indicar el cumplimiento del Calendario Nacional de Vacunaciones, vacunas especiales según situación de la persona/destino; 2- quimioprofilaxis (según destino –paludismo, leptospirosis–); 3- recomendar las medidas de prevención para evitar la ocurrencia de las enfermedades transmitidas por agua y alimentos; 4- indicar las medidas de protección ante la exposición a vectores (mosquitos –dengue, encefalitis equina, encefalitis de San Luis, encefalitis del oeste del Nilo, etcétera–, moscas –leishmaniasis–, pulgas –peste–, roedores –hantavirus, virus Junín, etcetera–).