Existe una estrecha interrelación entre el hombre y el medio en el que éste vive. Los humanos han sido moldeados por el ambiente, así como el ambiente ha sido moldeado por los humanos. A partir de los comienzos del siglo XIX con el inicio de las actividades industriales, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs), especialmente de dióxido de carbono, resultantes de la combustión de combustibles fósiles, indujeron cambios en los patrones climáticos, sobre todo a través de un aumento medio de la temperatura mundial con los subsecuentes impactos sobre la frecuencia y cantidad de precipitaciones, entre otros. Estos cambios en el estado del clima son lo que se conoce como cambio climático, cuyos principales impactos se observan en la agricultura, ya que esta actividad es extremadamente vulnerable a este fenómeno. Esto hace pensar que el cambio climático impactará de manera aún más desfavorable a los países en desarrollo en los que la agricultura representa un mayor porcentaje de su PBI y de población empleada y en donde los agricultores carecen de acceso a técnicas y recursos para adaptarse, lo que representa una amenaza a la seguridad alimentaria.
El estudio de esta problemática debe ser abordado desde una perspectiva integral, sin perder de vista el contexto en el que se manifiestan las alteraciones producto del cambio climático, ya que la manera en que las alteraciones físicas impacten sobre una sociedad, dependerá de la situación social, económica y política previa a la ocurrencia de ese impacto, es decir, de su grado de vulnerabilidad.
En aquellas regiones en las que las alteraciones en los patrones climáticos se manifiesten con mayor intensidad, adaptarse las nuevas condiciones se convierte en el principal reto de los agricultores, especialmente aquellos que se encuentran en países en desarrollo, donde la vulnerabilidad socioeconómica y política es mayor. Quienes no pueden adaptarse a los cambios para poder subsistir, se desplazan dentro o fuera de las fronteras nacionales.
Observando el caso particular de Siria, entre los años 2007 y 2010 se registró una fuerte sequía vinculada los efectos del cambio climático que provocó reducciones en los rendimientos agrícolas y mortandad del ganado. Esto se conjugó con problemáticas sociales, económicos y políticos, lo que impulsó el desplazamiento de los agricultores del campo a las ciudades. Por su parte, en Bangladesh, se sucedieron dos ciclones, Sidr en 2007 y Aila en 2009 que causaron graves impactos y pérdidas agrícolas. Aquí, los pobres rurales se vuelven incapaces de satisfacer sus necesidades por lo que deciden desplazarse, principalmente de forma interna.
La presente tesis intenta explicar la relación existente entre cambio climático; condiciones socio-económicas y políticas preexistentes y desplazamientos dentro y fuera de las fronteras en el caso de las poblaciones sirias y bangladesí, poniendo el foco en la percepción social del riesgo como resultado de la interacción de la vulnerabilidad, la exposición y la ocurrencia de fenómenos climáticos extremos.