Me invitan a reflexionar sobre la cuestión “autor” en Roberto Arlt. Lo primero que presumo, como evidente en una aproximación preliminar, es que esa condición e identidad autoral no pueden ser entendidas ni deslindadas en su complejidad sin atender a su participación insistente, constante e ininterrumpida en la prensa masiva. Porque si es verdad que publicó libros que escribió “uno tras de otro” siguiendo el símil de productividad del Ponson du Terrail de Rocambole, también lo es que mucho de lo que editó se ensayó primero en el periodismo masivo y comercial. Efectivamente, en el caso de Arlt, su definición como escritor-periodista se reviste de distintivas y relevantes connotaciones y significados pues, como se sabe, en más de un sentido podría sostenerse que fue escritor porque también fue periodista. Por ello, una y otra vez, cuando la crítica se enfrenta a la tarea de repensar a un autor de esas características, con tal marcada intervención y productividad escrita en diarios como El Mundo, surgen preguntas asociadas tanto a las peculiaridades y modos de su figuración y definición identitaria como escritor y periodista como interrogantes sobre los vínculos seguramente cambiantes, relaciones diversas entre sus diferentes textos cronísticos (más o menos programáticos, reflexivos, ficcionales, costumbristas, ensayísticos, críticos, etc.) y su producción literaria aunada al libro impreso, sitio considerado insistentemente (y no siempre con total acierto, en verdad, para el ejemplo de Arlt u otros similares) como “el lugar” inexcusable, en muchos sentidos aurático y medular de la obra publicada por un autor, central incluso en su caso.