En la literatura que analiza las transformaciones en la producción de conocimientos, Gibbons et al. (1997) plantean la dicotomía entre un “Modo 1” –disciplinar y homogéneo en cuanto a los actores que lo generan– y un “Modo 2” –transdisciplinario, heterogéneo y producido en un “contexto de aplicación” que involucra a actores externos a la comunidad científica–. Por su parte, Ziman (2003) establece la distinción entre una ciencia académica y otra post-académica, en relación con cómo se organiza y con quiénes la ejecutan, pasando de la tradición científica individual hacia una de tipo colectivo, tanto en relación con la definición de los temas a investigar como con los nuevos actores e intereses involucrados. Pese a las críticas fundadas en la falta de apoyo empírico sobre la base de programas de investigación contemporáneos, ambas propuestas contribuyeron al debate acontecido en las últimas décadas en relación con la interacción ciencia-sociedad e incluso han permeado el lenguaje de algunos policy makers sirviendo a la justificación y legitimación de ciertos cambios en las políticas orientadas a su promoción (Jiménez- Buedo y Vielba, 2009).