El año pasado de 1898, tuve noticia de haberse descubierto las ruinas de un muy extenso «Pueblo de Indios» en las márgenes del hoy río seco de Tuscamayo ó río de la Tusca. Mi informante era el señor Estratón Gómez, vecino y propietario en aquellos lugares. Con tal motivo me dispuse visitar el local de las ruinas para darme cuenta de su carácter é importancia, para aconsejar ó no una exploración de ellas á nuestro director, el doctor Moreno. Lo que vi en el terreno me persuadió que algo muy curioso se encerraba en aquellas interminables pircas, como llaman á los muros y cercas de piedra en aquellos lugares. Di cuenta de todo esto al doctor Moreno, y se acordó que partiría una expedición para aquellos lugares, tan luego como se lo permitiesen sus tareas en la comisión de límites y los recursos de que disponía. Al poco tiempo de estar en el litoral, salieron noticias muy abultadas sobre estas ruinas en uno de los diarios de la capital federal, y ya no era uno, sino dos los pueblos de que se trataba, y en tales términos, que me hacía sospechar que no había yo dado la debida importancia á estas paredes del punto de vista de la estética.