Unas treinta especies de Cicindelas se conocen descriptas hasta ahora de la República Argentina. Son sin duda nuestros más ágiles y graciosos coleópteros carniceros; prefieren los lugares arenosos de las playas, las orillas de los ríos y arroyos, donde podemos observarlos en constante persecución de otros insectos de los cuales se alimentan. La Cicindela apiata es la más abundante en la provincia de Buenos Aires; sus larvas viven en el suelo, donde forman sus escondrijos, que consisten en agujeros verticales los cuales á veces alcanzan una profundidad de más de veinte centímetros; en éstos están ocultas, acechando su presa, pues son muy voraces como sus imagos carniceros.