Al proponer la clasificación de las aguas minerales de la República Argentina, que fue adoptada por el doctor del Arca en su precioso libro sobre la materia, no dudé en colocar la fuente de la Quebrada de Huaco, conocida por el nombre de Agua Hedionda, entre las fuentes sulfurosas verdaderas, no sólo porque así resultaba de los análisis realizados por Max Siewert, aceptados sin discusión por todos los que después se han ocupado del asunto —como oportunamente veremos— sino también porque mis ensayos del año 1900 me convencieron de que esta agua podía compararse con las de más fama en su género del viejo mundo, despertando en mí el deseo de estudiar más completamente su composición.