En la presente comunicación daré figuras de conjunto, con las descripciones correspondientes, de algunos embriones de la perdiz común (Nothura maculosa) y de la perdiz de la sierra (Nothoprocta cinerascens), que he logrado reunir los últimos años. Siendo los criptúridos un grupo considerado por muchos morfólogos como el más primitivo quizá entre los carenados, y no conociéndose por ahora ni un solo embrión de cualquiera de sus representantes, he creído que, aunque escaso, este mate rial no carecería de interés. Casi todos los huevos de Nothura maculosa proceden de ejemplares recluidos en una jaula bastante grande, con piso de tierra, y en la que se había plantado un poco de pasto y algunos pequeños arbustos. Las perdices solían poner los huevos sobre el suelo, generalmente al lado de alguna planta de pasto, pero sin confeccionar nido alguno. Para incitar a la hembra a seguir con la postura, los huevos no fueron retirados en seguida, y, en efecto, se consiguió así, con frecuencia, que pusiera un segundo y hasta un tercer huevo al lado del primero. Sin embargo, las aves no comenzaron nunca la incubación, siendo necesario por esto recurrir a gallinas o a la incubadora