Las arañas poseen glándulas de veneno, excepto la familia Uloboridae. El veneno es usado para paralizar y capturar a sus presas y como modo de defensa. En la mayoría de los casos el veneno inyectado con la picadura en el ser humano, produce solamente una reacción local media que no requiere atención médica. Sin embargo, pocas especies tienen venenos más potentes que pueden causar reacciones severas, e incluso la muerte de los individuos afectados. Aproximadamente 60 especies de arañas en todo el mundo tienen una importancia sanitaria significativa.
La mayoría son de distribución tropical o subtropical y unas pocas extienden su distribución a regiones templadas.