La propuesta de mirar al constitucionalismo mexicano de principios del siglo pasado obedece, más que a la celebración de su centenario —5 de febrero—, a re-pensar la historia del derecho (constitucional) en Nuestra América. Máxime, considerando que actualmente se ha abierto un nuevo capítulo en referencia a las constituciones de Venezuela (1999) y muy especialmente de Ecuador (2008) y Bolivia (2009), por cuanto han generado nuevas formas de organización del Estado y la democracia. Reconociendo, entre otros, derechos a la pachamama.5 Es por ello que ponemos de manifiesto la causalidad de la innovación constitucional latinoamericana, sea a principios del siglo XXI o XX. Volviendo, estas constituciones, al igual que la mexicana de 1917 marcan puntos de quiebre en tanto reflejos de procesos políticos reivindicativos de las demandas de los sectores populares, los cuales guardan dentro de sí una posición ideológica6 de nación, soberanía, derecho, etc. Esta posición ideológica es la que entendemos como contestataria del colonialismo. En este sentido, vale repensar la constitución mexicana como partícipe de un derecho anticolonial.