Entiendo por “gramática” una construcción mental compleja que se edifica de forma innata sobre la base de la lengua a la que esté expuesto quien la adquiere o la aprende.
De esta manera la gramática, en su estructura y funcionamiento, refleja las formas de concebir, es decir, las representaciones ("Vorstellung" en el sentido schopenauriano), a las que, a su vez, ha contribuido a construir. El eterno doble juego, aparentemente paradójico y contradictorio, de la relación mundo-lenguaje.
En este juego entre reflejar/construir se manifiesta la naturaleza (característica, tipo o “genio”) de cada lengua y, pensándolo en un nivel más alto, de cada familia de lenguas.
La configuración específica de las gramáticas de las lenguas emparentadas por su origen (“familias”) muestra numerosos rasgos similares y hasta idénticos, lo que no obsta para que en muchos casos los haya también muy diferentes, o aparentemente diferentes, ya que las no coincidencias no serían más que grados diversos de parámetros idénticos.
Esta gramática configura entonces las nociones que, de una u otra manera, hemos aislado como representaciones del mundo; ellas pueden ser representaciones más “concretas”, o menos; o, dicho de otra manera, más “abstractas”, o menos.
Entre tantas otras percibidas como pertinentes, en este campo juegan un papel importante aquellas nociones que “representan” la afectividad que el hablante suele expresar (manifestar), aun sin proponérselo, al comunicarse con su interlocutor.