La cruel pandemia que empezamos a transitar a principios del año 2020 en nuestro país transformó los modos en que, hasta ese momento, habíamos imaginado en que podían desarrollarse las prácticas de enseñanza y, específicamente, la formación docente. De manera inesperada, de una semana para la otra, como docentes universitarixs tuvimos que virtualizar las clases que estaban pensadas para desarrollarse de manera presencial y empezamos a transitar una experiencia excepcional y novedosa donde ya no nos encontrábamos en el espacio de la facultad y compartíamos intercambios presenciales entre estudiantes y docentes, entre compañerxs de cátedra, sino, por el contrario, todo se desarrollaba mediado por una pantalla.