¿La textura es un elemento propio y exclusivamente del lenguaje plástico? Durante mis años de formación como artista plástica, reconozco que no existió una formación orientada hacia la producción interdisciplinar. No solamente pensando lo interdisciplinar desde la experimentación de otras técnicas o formas de producción que no sean las tradicionales, sino desde el abordaje de ciertos contenidos . Existen excepciones en algunas materias que permiten una mayor apertura desde las disciplinas de la producción, semejante a una forma de producción artística contemporánea. Pero estas experiencias no son suficientes para las infinitas posibilidades que se producen desde el arte contemporáneo. Presentando esta situación y considerando que actualmente como artista no me encuentro tan interpelada por la producción desde la pintura, puedo exponer que el principal interés de este proyecto final de graduación es poder potenciar mi producción artística desde lo que verdaderamente me interpela actualmente, que es el movimiento y la materialización desde mi propia corporalidad. Durante una clase con Macarena Maturano, integrante del equipo de profesores del estudio de baile Palace of Dance, me llamaron la atención ciertos conceptos que utilizó para describir a los movimientos. Eran muy similares a los que utilizamos dentro del lenguaje plástico, conceptos como las calidades de movimientos y las texturas. Estas se expresan en el cuerpo del artista como totalidad, en su fuerza y en su intención al realizar los movimientos. Al momento de vincular estos conceptos con mi disciplina surge el objetivo de este proyecto, poder encontrar esta relación y puntos en común entre el lenguaje plástico, el lenguaje del movimiento y el lenguaje sonoro (acompañando y potenciando el lenguaje del movimiento) En este punto me propongo cuestionar si lo aprendido desde el lenguaje plástico visual es únicamente propio y exclusivo de nuestro lenguaje y no es aplicable a otras ramas del arte, como el sonido o el movimiento. Desnaturalizar algo que se tiene tan incorporado y apropiado desde una disciplina es un ejercicio complejo y por sobre todo de nuevas reflexiones y nuevos aprendizajes. Re-pensar las texturas, el cuerpo y la textura corporal omitiendo la piel y sus marcas para revisarlo desde una disciplina y experiencia distinta. Abriendo una nueva forma de estudio de la textura corporal relacionándola con el cuerpo en movimiento. Un movimiento que resulta totalmente ajeno de lo estrictamente coreográfico y calculado, un movimiento pensado desde una mirada más naturalizada del cuerpo y sus capacidades motoras. Este proyecto se formará desde la performance y la experimentación del cuerpo y se materializará en formato video. Permitiendo explicitar estas tres modalidades de la textura, desde lo visual, lo sonoro y del movimiento utilizando como eje principal lo corporal. La base sonora de esta producción se compondrá de sonidos producidos con distintas partes del cuerpo y su vinculación (rascarse, aplaudir, tragar, roncar, entre otros). Así, esta sucesión de sonidos es considerada una textura producida por el cuerpo pero de manera sonora. Las acciones que se presentarán en esta performance se vinculan, de alguna manera, con esas texturas sonoras. Puede ser siguiendo esa coherencia entre sonido y movimiento o por el contrario, una acción opuesta a la textura que se escucha. La materialización de la obra en formato video es el medio que permite poner en juego a las texturas desde lo visual, entendiéndose como una propiedad cualitativa de la superficie de las formas. En este caso se encuentra en las diversas calidades de valores que se observan y cómo estas se mueven con el sonido. Las texturas visuales serán esas manchas de valor en movimiento que crean diversos climas lumínicos a partir de los distintos contrastes. Con la calidad del video baja se busca perder la forma del cuerpo y de los elementos que integran el espacio para convertirse en manchas abstractas.