Cada espacio que observamos en la fotografía se traduce a un espacio referencial. Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros de que el lugar elegido fue real o ficcionado por la artista?, ¿esos lugares están dados o son construidos? Florencia nos muestra imágenes que podrían referirse a un espacio familiar que genera una atmosfera determinada, pero estas preguntas cuestionan la idea de que estas fotografías sean documentos de la realidad.
El concepto de ficción es relevante en esta obra. La artista mueve los retratos a espacios específicos, proponiendo puestas en escena. Propongo en esta presentación poner en cuestión la noción de noema de Roland Barthes, la doble evidencia de pasado y realidad se cuestionan cuando la producción y reproducción de imágenes nos hacen dudar de su autenticidad. Comprender que en la fotografía, lo que no se muestra es tan importante como lo que sí destaca el lugar del corte espacial en para la construcción de realidades. El proyecto de Blanco como una obra que desafía la noción de documentación.