La cantidad de agua que la planta puede absorber depende de varios factores como las características físico-químicas del suelo, la distribución de las raíces en el perfil del suelo, la morfología de ese sistema radical y de las estrategias que pueda desarrollar la planta para extraer agua, como el ajuste osmótico. El agua que se pierde por transpiración también va a depender de muchos aspectos como la temperatura y humedad del aire, la velocidad del viento, la irradiancia, el contenido hídrico del suelo, las características morfológicas de la planta (número de estomas, ubicación de los mismos, presencia de pelos, etc) y también las estrategias que desarrolle la planta para evitar la pérdida de agua como, por ejemplo, el enrollamiento o abscisión de las hojas. En un sistema hidropónico, algunas de estas variables se modifican, principalmente en lo que se refiere a la absorción, dado que el agua está siempre disponible en estos sistemas.
El conocimiento de estas consideraciones es de gran importancia y nos permite comprender el balance hídrico de las plantas para hacer un uso racional y eficiente de este recurso cada vez más escaso.