Las Buenas Prácticas agrícolas (BPA) son prácticas que tienen en cuenta mejorar aspectos ambientales, laborales y del producto que se va a comercializar. En la actividad hortícola, las aplicaciones de fitosanitarios son un tema fundamental a atender, teniendo en cuenta la toxicidad de los productos, el tiempo de carencia, el impacto sobre el medio ambiente y el registro de uso. En un establecimiento hortícola de Florencio Varela, se implantó un cultivo de tomate en invernadero en época tardía, con monitoreo de plagas, e incorporando métodos de control complementando el control químico, como formas alternativas. Se analizó la incorporación de trampas cromotrópicas para el control de mosca blanca y trips, como así también trampeo masivo con feromonas de atracción sexual para polilla del tomate. Se relevaron semanalmente las principales plagas del tomate, y los datos poblacionales demostraron que es posible la producción sustentable de tomate en invernadero incorporando BPA, reduciendo considerablemente el uso de plaguicidas, gracias a la incorporación de técnicas como el control cultural, etológico y biológico, que permitieron, además, lograr un ambiente favorable para el ingreso, inclusive, de un parasitoide benéfico, y la obtención de un producto final seguro e inocuo.