Como educadores, es nuestra responsabilidad asegurar igualdad de oportunidades de aprendizaje para todos los estudiantes, incluidos aquellos con diversidad de aprendizaje como discalculia, disgrafía y dislexia. En la era digital actual, la tecnología desempeña un papel crucial en este objetivo. La discalculia afecta la comprensión y trabajo con números, y la tecnología ofrece herramientas como aplicaciones y programas de matemáticas interactivos para apoyar su aprendizaje. Para estudiantes con disgrafía, la tecnología proporciona alternativas a la escritura manual, como software de procesamiento de texto y aplicaciones de voz a texto. En el caso de la dislexia, la tecnología ofrece opciones como software de conversión de texto a voz para facilitar el acceso a la información escrita y aplicaciones de conversión de voz a texto para mejorar la expresión escrita. Además, hay opciones de formato aptas para dislexia disponibles en algunas plataformas digitales. Al aprovechar estas herramientas, los docentes podemos crear entornos inclusivos donde todos los estudiantes, puedan alcanzar su máximo potencial académico. Además de proporcionar apoyos tecnológicos para estudiantes con diversas formas de aprendizaje, es fundamental identificar a aquellos que podrían beneficiarse de estas herramientas desde el principio mediante cribado. El cribado es una práctica esencial en este proceso. Mediante evaluaciones específicas y observación cuidadosa, identificamos a los estudiantes que podrían enfrentar desafíos como discalculia, disgrafía y dislexia. Hemos realizado una prueba de cribado en un colegio primario con resultados satisfactorios. Nos valemos de la tecnología [6], como una aliada en este proceso, con herramientas digitales diseñadas para evaluar habilidades claves y detectar posibles signos de dificultades de aprendizaje y abordar un plan de trabajo con el alumnado.