En farmacología, se define una droga con actividad diurética a toda aquella sustancia que incrementa el flujo de orina y la excreción de sodio con el objetivo de regular el volumen y/o la composición de los líquidos corporales. Esto resulta útil en diversas patologías tales como la hipertensión arterial, el edema, la insuficiencia renal o cardíaca, la cirrosis o el síndrome nefrótico.
La elección de un tratamiento con diuréticos de síntesis en las patologías mencionadas debería ser precedida por una restricción de la ingesta de sodio como estrategia no farmacológica para favorecer el progreso de la enfermedad. Sin embargo, los cambios en los hábitos de vida en este aspecto son frecuentemente un obstáculo para el paciente por lo que los diuréticos continúan actualmente siendo una alternativa válida y hasta irremplazable en los casos de volemia aumentada.
Tradicionalmente, se han utilizado numerosas plantas medicinales por sus propiedades diuréticas para el tratamiento del edema simple y de la hipertensión leve como alternativa a los fármacos de síntesis. Son varios los principios activos presentes en las especies vegetales que contribuyen a esta acción. Entre ellos se encuentran las sales de potasio, los flavonoides, los saponósidos, los aceites esenciales y las bases xantínicas (Pérez y col. 2011). Generalmente, la actividad diurética es atribuible a la presencia y acción sinérgica de varios de los componentes de una misma planta medicinal.
Mientras que los aceites esenciales, los saponósidos y flavonoides actúan a nivel glomerular incrementando la tasa de filtración glomerular y la formación de orina, otros principios activos como las sales de potasio (K+) producen tanto una inhibición en la reabsorción activa de sodio (Na+) en el túbulo proximal como un efecto osmótico suave evidenciándose así una acción natriurética (Pérez Machín y Morón Rodríguez, 2011).
Adicionalmente, algunas plantas medicinales con actividad diurética son utilizadas como coadyuvantes en el tratamiento de infecciones del tracto urinario bajo no complicadas, no por su acción antimicrobiana en sí misma, sino más bien por su efecto de barrido al aumentar el volumen de orina excretado.