A pesar de los numerosos discursos que la cuestionan, la Educación Sexual Integral (ESI) se ha consolidado en el plexo normativo, en el cual la escuela y los servicios de salud forman parte de una red interconectada encargada de garantizar su implementación. Sin embargo, surge la pregunta: ¿qué sucede con aquelles que no asisten o asisten de manera intermitente a la escuela, así como con quienes tienen recorridos discontinuos con las instituciones de salud? ¿Cómo garantizar un derecho cuando el acceso a otros derechos, como la educación o la salud, no está plenamente asegurado? Y, sobre todo, dada la tradición patriarcal de estas instituciones, ¿cómo podemos pensar estos accesos desde una perspectiva feminista?
Este trabajo indaga, desde una mirada situada, las experiencias y prácticas de jóvenes en situación de vulnerabilidad social del barrio San Carlos (El Triunfo- Las Quintas, La Plata) en relación con la ESI y los derechos sexuales y (no) reproductivos entre 2018 y 2022. Parte de la inquietud sobre cómo garantizar la ESI en poblaciones no integradas al sistema educativo formal o con trayectorias caracterizadas por desvinculaciones e intermitencias. Se analizan prácticas y experiencias asociadas a la ESI, que se pusieron de manifiesto durante el período seleccionado en los espacios de taller y de acompañamiento en territorio del Programa Barrio Adentro. Desde este lugar, se presentan reflexiones sobre posibles dispositivos de ESI alternativos a los generados por la escuela. En lo que respecta a los derechos sexuales y (no) reproductivos, se abren interrogantes sobre la accesibilidad simbólica a las instituciones de salud y sobre el agenciamiento de estas jóvenes en relación con el implante subdérmico.