Las lesiones traumáticas son el segundo motivo de hospitalización en menores de 15 años.
En Argentina, las lesiones por trauma externo aparecen como la primera causa de muerte entre el año de vida y los 14 años (INDEC, 2015-2018) (DEIS 2015).
La prevalencia de fracturas en la infancia fluctúa entre el 10 % y el 25 % de todas las lesiones pediátricas, porcentaje que se duplica a partir de los 13 o 14 años. En general, el riesgo de siniestralidad entre el nacimiento y el final del crecimiento esquelético es mayor en varones (57 %) en comparación con las niñas (43 %). Ello se explica por su espíritu más activo y desafiante.
Al analizar específicamente las fracturas en edad pediátrica, sólo el 20 % de ellas requieren tratamiento quirúrgico. El porcentaje equivalente en adultos es exactamente opuesto (80 %).
Esta condición responde a las características estructurales propias del hueso en la infancia:
es menos mineralizado y más vascularizado, lo que le confiere mayor flexibilidad y porosidad en comparación con el del adulto. Por lo tanto, goza de mayor elasticidad y capacidad de absorción de energía (De Pablos, 2005).