El deterioro de la fuerza asociado al paso de los años trae aparejados riesgos de diversa índole. Si bien existe una disminución de la capacidad, la misma no debe ser necesariamente limitante y mucho menos incapacitante. Diversos estudios han demostrado que con la correcta estimulación, la disminución de la fuerza puede ser mucho más gradual. Por lo tanto no sería tanto el paso de los años el gran responsable del deterioro como sí la falta de estímulos que se acumula a lo largo de estos.
En el presente trabajo se aplicó un protocolo de entrenamiento de fuerza a una muestra de sujetos de un centro de rehabilitación psicofísica, con evaluaciones previas y posteriores al mismo.
Los resultados evidenciaron una clara mejoría en los niveles de fuerza con una consecuente disminución en el miedo a las caídas, que actúa como factor de riesgo en sí mismo.