Imaginemos algo que sea al mismo tiempo ostra y viento. Concha, cáscara, inmóvil, cerrado y también abierto por todos los lados, que no tenga forma ni cuerpo, que sea únicamente movimiento. Veamos el título del film de Walter Lima Jr., La ostra y el viento (1996), como si intentara referirse no sólo a los personajes, al entendimiento entre Marcela y Saulo (ella, ostra; él, viento) o al desentendimiento entre José y Marcela (él, ostra; ella, viento), sino como una imagen que sugiere al espectador un modo de ver el film (o, en un sentido más amplio, un modo de ver todos los filmes).
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)