El nacionalismo y el poder de Putin han transformado a Rusia en una potencia regional con objetivos de potencia mundial. La geografía de la Federación Rusa permite este comportamiento, pero la autodefinición como potencia de gran alcance quizás es lo más importante para que Rusia tenga su importancia en el escenario global, el éxito de que esta autodefinición sea percibida no solo en Rusia es gracias a Putin. Sus efectos se sienten a nivel interno, en regiones como el Cáucaso Norte, y a nivel externo, precisamente en Asia Central. Esta tesis es descriptiva, y no solo se basa en los nacionalismos nacionales y subnacionales, también figuran otros actores como el neo fundamentalismo, el narcotráfico, además de estados tradicionales como Estados Unidos y China.