En español
En la historiografía tradicional, en trabajos que aluden al espacio, a la ciudad, o al territorio, las referencias espaciales, son simplemente enunciadas como texto, a veces correlacionadas con otras, pero siempre de una manera literaria, jamás gráfica. La documentación gráfica, tal como pueden ser planos históricos y mapas, cuando existe, se la utiliza con la idea de ilustración, tanto como podría hacerse con una fotografía o un grabado antiguo. Se la usa para amenizar la lectura de tantas páginas de puro texto. Así entendido, el espacio, al cual se alude en el relato, nunca aparece en relación grafica con el territorio que lo contiene. La crónica, aún la espacial, en esta manera de relatar la historia del territorio, nunca traspasa la forma narrativa. Se desperdicia así la posibilidad de considerar también a estos documentos como una fuente privilegiada de información histórica. Es cierto que para la utilización de la evidente y provechosa información que pueden proporcionar los planos históricos, conspira la mala calidad de sus reproducciones fotográficas, o la utilización de copias (en vez de originales) lo que rebaja sus atributos y, por ende, su legibilidad. El espacio siempre es, por cierto, el escenario inevitable donde se desarrolla la otra historia más tradicional. En contraste, nuestra línea de investigación, desde hace muchos años y sobre la que se asienta nuestro mayor trabajo y producción, es aquella de vincular los procesos histórico-culturales con los espaciales: incorporando espacio a la historia e historia al espacio. Es decir, relacionando los desarrollos históricos, políticos, sociales, económicos, etc., con lo espacial, de manera de poder explicarnos el presente. Mendoza es, desde el siglo XVI hasta nuestros días, un ejemplo elocuente de la importancia histórica del uso del agua en el desarrollo de su actual Área Metropolitana.
En inglés
In traditional historiography, in articles that allude to space, about the city, or the territory, spatial references are simply enunciated as text, sometimes correlated with others, but always in a literary, never graphic way. The graphic documentation, such as historical plans and maps, when they are with the idea of illustration, as much as it could be done with a photograph or an old engraving. They are used to living up the text or make reading easier with so many pages of pure text. Thus understood the space, alluded to in the story, never appears in graphic relation to the territory that contains it. The chronicle, even the spatial, in this way of telling the history of the territory, never goes beyond the narrative form. Thus, the possibility of considering these documents as a privileged source of historical information is wasted. It is true that for the use of the obvious and useful information that historical plans can provide, conspires the poor quality of their photographic reproductions, or the use of copies (instead of originals) which lowers their attributes and, therefore, their readability. Space is always, by the way, the inevitable scenario where the other story takes place. In contrast, our line of research, for many years and our production, is that of linking historical-cultural processes with spatial ones: incorporating space to history and history to space. That is, referencing the historical, political, social and economic processes with space, with the intention of explaining the present. Mendoza is, from the 16th century to the present, an eloquent example of the historical importance of the use of water in the development of its current Metropolitan Area.