En el año 2010 el acceso al agua potable ha sido declarado por las Naciones Unidas como un derecho humano básico (Resolución 64/292). Más recientemente la Corte Suprema de la Nación también reconoció este derecho en un fallo relacionado con los altos niveles de arsénico detectados en el agua suministrada en el partido de 9 de Julio (causa K.42.XLIX “Kersich, Juan Gabriel y otros c/ Aguas Bonaerenses y otros s/ amparo”, 2/12/2014). El agua ha dejado de considerarse como un bien de consumo pues el acceso a este vital elemento reduce significativamente la mortalidad infantil y aumenta la esperanza de vida de los pobladores. Existen numerosos estudios que indican que el gran salto en la esperanza de vida de la humanidad (que a principios del siglo XIX se estimaba en 35 años) se debió principalmente al saneamiento urbano y al acceso al agua potable. Si bien en nuestro país existen numerosos acuíferos de buena calidad, existen zonas donde el acceso al agua sigue siendo una cuestión pendiente como en la localidad de Miraflores en el Impenetrable chaqueño.