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dc.date.accessioned | 2023-08-16T13:54:34Z | |
dc.date.available | 2023-08-16T13:54:34Z | |
dc.date.issued | 2002 | |
dc.identifier.uri | http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/156392 | |
dc.description.abstract | La temática específica reflejada en el encabezamiento del presente artículo, constituye una expresión más del fenómeno de Violencia Familiar. Aunque no se puede explicar el o los por qué, sí pueden explicarse algunas características y factores acompañantes. Las estadísticas demuestran que cerca del 50% de las familias, se ven afectadas por tal fenómeno, pero, es probable que esta ponderación sea aún mayor. Es más frecuente que las víctimas sean mujeres, niños y ancianos. En este caso unimos dos preocupaciones: la condición de mujer y ancianidad. Hay cuestiones cotidianas a considerar, por ejemplo, influye: el tiempo de contacto entre los convivientes; la historia vital de cada personaje; la intensidad de los vínculos; el ingreso voluntario - involuntario al seno familiar; los roles atribuidos; la historia del desarrollo de los poderes judicados. En ocasiones es toda la familia la que “enferma”, así: uno es abusador, otro integrante padece trastornos en la alimentación, otro sufre trastornos en el aprendizaje; o consume medicamentos y / o sustancias adictivas, etc. En el caso de la Violencia sobre la mujer, el abusador puede ser cualquiera, desde el cónyuge o un par, hermano, madre, suegra, cuidador, etc. Y cabe aclarar, cuando se habla de Violencia familiar no quiere decir “todos bajo el mismo techo”. Los estudios coinciden en la siguiente afirmación: aunque no se sabe el por qué, en la dimensión cognitiva, es frecuente que el abusador tenga una especial habilidad para observar los defectos de su víctima; pero, no puede, o le resulta extraordinariamente difícil, observarse a sí mismo. Otra característica propia del abusador es la escasa expresividad emocional; la escasa habilidad para comunicar sus sentimientos; la resistencia al propio autoconocimiento; y la tendencia a proyectar a otros la responsabilidad y la culpa. No hay un fenotipo específico del abusador. Esto es, no hay estigmas evidenciables desde lo externo, e incluso puede mostrarse como la persona más agradable socialmente, e incluso seductora. Idénticos conceptos valen respecto de la víctima. Podríamos preguntarnos; la conducta violenta, ¿es una construcción social, familiar o individual? Cabe aplicar el método ecológico para explicar este fenómeno: indagando sobre los aspectos del macrosistema, del microsistema y exosistema. | es |
dc.language | es | es |
dc.subject | Violencia doméstica | es |
dc.subject | Mujer anciana | es |
dc.title | Violencia familiar: maltrato a la mujer añosa | es |
dc.type | Articulo | es |
sedici.identifier.issn | 1666-5457 | es |
sedici.creator.person | Rossi, Claudia | es |
sedici.subject.materias | Ciencias Jurídicas | es |
sedici.description.fulltext | true | es |
mods.originInfo.place | Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales | es |
sedici.subtype | Articulo | es |
sedici.rights.license | Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0) | |
sedici.rights.uri | http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ | |
sedici.relation.journalTitle | Intercambios | es |
sedici.relation.journalVolumeAndIssue | no. 4 | es |