Observaciones geológicas en la sierra de las Aguadas, Departamento San Rafael, Mendoza

Abstract

La región estudiada comprende parte de la zona oriental del ambiente andino o de la Cordillera Principal del Sur de Mendoza, Al Sur del río Salado. En la misma afloran en sucesión casi completa, sedimentos mesozoicos comprendidos entre el Bayociano y el Cretácico superior. La existencia de discordancias entre los grupos de capas mesozoicas, conocidas en otros lugares de Mendoza y Norte de Neuquén, no fue comprobada en el área estudiada. Las rocas sedimentarias más antiguas pertenecen al Bayociano y corresponden a la "zona de Lioceras opalinum", comprobada por el hallazgo de Harpoceras salenense y Waldheimia punctata en el valle del arroyo Los Blancos. Encima de estos estratos se disponen sedimentos referidos al Bayociano en conjunto. El Yeso Principal y Kimmeridgense fomados de capas de la etapa mesojurásica regresiva y continental respectivamente, no proporcionaron fósiles, pero su correlación en base a la posición estratigráfica, su litología y relaciones estructurales, no ofrecen problemas geológicos regionales. Titonense y Neocomiano integran el ciclo sedimentario llamado Mendociano por Groeber, que comienza en el ambiente geosinclinal en el Portlandiense superior y se extiende hasta el Barremense inferior. Su presencia en el sector de la sierra de las Aaguadas está documentada por los siguientes fósiles: Windhauseniceras internispinosum, Spiticeras damesi, Crioceras andinum, Holcostephanus curacoensis, entre otros, que permiten determinar una sucesión estratigráfica continua del Titonense superior al Hauterivense inclusive. Estas capas, en su mayor parte de facies batial, presentan intercalaciones de sedimentos neríticos que indican a su tiempo las oscilaciones del fondo marino. El Huitriniano, que no ha proporcionado restos fósiles determinables, marca un periodo de transición hacia el ambiente continental, que ya se hace neto y, al parecer, de tipo desértico en el Diamantiano, que está representado por bancos de areniscas rojas desprovistas de fósiles. El Malalhuayano, con una fauna de bivalvos y gasterópodos propia, señala el desarrollo de una transgresión atlántica en el sector oriental de esta parte de la Cordillera Principal desde fines del Senoniano. Con el retiro del mar se inicia en esta zona andina un período geocrático, que persiste en la actualidad. A partir del Oligoceno se puede constatar la existencia de varios procesos de intensa actividad ígnea, iniciados como fenómenos intrusivos, que en el sentido de Groeber corresponderían al Mollolitense. Posteriormente se formaron las vulcanitas palaocolitense-colluncurenses, con su facies de Estratos de Butaló, de régimen continental. Durante el Cuaternario efusiones de tipo básico cubrieron vastas áreas en el Sur de Mendoza y dentro de la zona estudiada están documentadas por la presencia de Chapualitense y de un basalto postglacial referible al Tromelitense. El potente conjunto de sedimentos mesozoicos aparece plegado en forma relativamente sencilla, en estructuras de distinta magnitud que han sido denominadas de Este a Oeste en el sector septentrional: Anticlinal de cañada Ancha, sinclinal de Los Castaños, sinclinal de Las Hoyadas, anticlinal de Los Blancos, sinclinal de Los Molles, anticlinal de Las Animas. Al sur de estas son visibles: el sinclinal del Mollar, continuación del de Los Castaños, anticlinal del cerro Blanco y anticlinal del cerro Serrucho, en su mayor parte, este ultimo fuera de la zona estudiada. Estas estructuras han comenzado a esbozarse con los movimientos intercretácicos y se han acentuado merced a los movimientos de compresión lateral del primer movimiento terciario, anterior a la depositación del Palaocolitense, incluso la facies continental de los Estratos de Butaló, tal como se observa en el arroyo La Cienaguita y en Las Hoyadas. Con posterioridad movimientos de ascenso cuaternarios se han hecho sentir en todo el área cordillerrana, lo que queda documentado por la posición estructural de los derrames basálticos chapualitenses con relación a las efusiones posteriores.