Todos mis demonios

Abstract

Siempre consideré al arte como el medio indicado para exteriorizar ideas, emociones o pensamientos. Durante mi adolescencia, la cual considero la época más fatídicamente cómica de mi vida, vivía encerrado en mi cabeza. Mis compañeros de colegio creaban una máscara de superficialidad para esconder su sensibilidad, yo en cambio, era el chico tímido que dibujaba, e inconscientemente, por medio de personajes, estaba plasmando en una hoja lo que sentía. Los demonios vinieron mucho después… Durante mi adolescencia, mis demonios estaban más activos, ya que cualquier problema era suficiente para empezar una guerra interna. Cuando ingresé a la facultad, me di cuenta que hay problemas más importantes de los cuales preocuparse, así que mis demonios empezaron a tener apariciones esporádicas. ¿Por qué demonios y no otra cosa? Porque todos somos demonios, pienso que uno/a es “santo” ni bien nace y ni bien muere. En vida, uno se corrompe por lo que absorbe del exterior: las relaciones humanas, el consumo, los excesos, etc. En conclusión, todos/as somos demonios. Desde que inició mi estadía en la Facultad de Bellas Artes, el interrogante que me acompaña y es el motor de mi creatividad es: “¿De qué forma le muestro al mundo mis demonios?” Y la respuesta estaba en las Artes Plásticas, más precisamente, en el dibujo.