Hace muy pocos días, al calor de las intensas demandas de la mayor parte de la sociedad civil venezolana, en favor de la celebración de elecciones que les permitan alterar la catastrófica evolución de la situación política doméstica, el presidente Nicolás Maduro movilizó al grueso de la “Milicia Bolivariana” para mantener el orden público y preservar los logros de la revolución iniciada por Hugo Chávez.
El uso de la Milicia para mantener el orden público y disipar las actividades de la oposición, en realidad, ha sido constante en los últimos años. Y Maduro no se ha cuidado en ocultar el sesgo ideológico de ese empleo.
Por caso el pasado año 2016, durante el acto conmemorativo de su creación, la llamó a “derrotar, definitivamente, la conspiración imperialista y oligárquica que pretende capturar y recolonizar la Patria de Bolívar”.