A la mayoría de las personas si les mencionan Centroamérica y el Mar Caribe rápidamente imaginarían sol, mar cristalino, arenas blancas, noches estrelladas, temperaturas agradables, relax en conclusión.
Ahora bien, los traficantes de droga latinoamericanos también pensarán eso pero con el agregado que ahora utilizan puertos centroamericanos y del Mar Caribe para realizar los envíos de mercancía por vía marítima a Europa y Asia a través de rutas por la región subsahariana de África –región ideal entre los productores de América Latina y los consumidores europeos-.Utilizando esas rutas, es posible comercializar 1 kilo de cocaína a 60 mil dólares en Europa y más de 150 mil dólares en Arabia Saudita.
La posición estratégica de Centroamérica es como una llave de acceso a Las Antillas-conformado por las islas de Bahamas o Lucayas, las Antillas Mayores y las Antillas Menores, ubicado entre el mar Caribe y el océano Atlántico- como un corredor natural de acceso al Océano Pacífico y al Océano Atlántico, la llamada “Llave del Mundo” que codiciaron los navegantes portugueses y españoles, pero es también un “puente natural” entre Norte y Centroamérica, gracias a una combinación de rutas marinas y terrestres.
En los últimos 10 años, aproximadamente el 30% de la cocaína que se produce en Colombia, Perú y Bolivia llega a Europa pasando por África occidental y España, que debido a su cercanía con las costas africanas se ha transformado en una zona clave para el arribo de esa droga y luego ser distribuida en el continente europeo.
El 70% restante que es clocado en ese continente continúa la ruta marítima de Sudamérica a diversos puertos europeos de mayor tráfico y que hacen imposible detectar todos los envíos que en su mayoría llegan en conteiners.