En recientes declaraciones a la prensa el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, sostuvo que a “América Latina le conviene que gane Donald Trump” ya que la torpeza de su discurso “despertaría una reacción en una región bastante independiente”. El precandidato presidencial republicano se ha ganado encendidas críticas de gran parte del electorado latino en Estados Unidos, pero también de los ex Presidentes de México Fox y Calderón, e incluso del Papa Francisco; a propósito de su propuesta de combate contra la inmigración ilegal mediante la construcción de un muro en la frontera de Estados Unidos con México y obligar a este último a pagar el costo de su construcción.
La apreciación de Correa respecto de las declaraciones del candidato republicano es entendible, ya que un Estados Unidos gobernado por Donald Trump le convendría a tanto a él como a gobiernos aliados -como el de Nicolás Maduro y Evo Morales– ya que tendrían razones para continuar con la retórica anti-imperialista.
Pero Correa está equivocado. Con Trump en el gobierno, el endurecimiento de los estrictos controles migratorios en Estados Unidos no disminuiría los flujos migratorios e incluso es probable que aumentaran; y si bien durante la administración Obama la crisis migratoria sólo ha sido encarada con medidas parciales, sólo algunas personas (principalmente mujeres, niñas y niños) pudieron escapar de la violencia que los atormenta en sus países de origen.