Finalizada la etapa de transición del Mercosur (de 1991 a 1994), el bloque comenzó a trabajar en la “nueva imagen de la integración”, cuya base fue impulsar el proceso de apertura, estructurado en dos ejes bien definidos:
hacia los países de América Latina y hacia el resto del mundo.
En el primer caso, el proceso se inició en 1995 con la incorporación de Chile y Bolivia como países asociados al bloque, lo cual significó el inicio de la apertura de la frontera hacia nuestros vecinos sudamericanos, construyendo de esta manera, un espacio de “integración ampliada”. Este espacio se complementó posteriormente con la incorporación de Perú como Estado Asociado y la firma de una zona de libre comercio con la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Hasta llegar a 2015 con la incorporación de Venezuela y Bolivia como estados miembros.
En el segundo eje de apertura, el Mercosur se relacionó con otros bloques extrarregionales, como la Unión Europea (UE), con quien se encuentra negociando una zona de libre comercio desde el año 1996.
También se ha vinculado con la República Popular China, Egipto, Sudáfrica, Israel, Canadá y con los países del Consejo de Cooperación del Golfo, con quienes se encuentra –en su mayoría- en etapas de negociaciones para concretar acuerdos marco de cooperación o zonas de libre comercio.
Las estrategias definidas por el bloque en su relacionamiento con China han ido variado de acuerdo a las diferentes circunstancias políticas y económicas de los últimos años.