En los últimos años, la violencia en Brasil se ha incrementado exponencialmente. Para muchos analistas, este fenómeno es estructural y está íntimamente relacionado con la brecha socioeconómica existente en el país carioca. Sin embargo, especialmente a partir de los últimos reportes sobrehomicidios dolosos, nos parece necesario destacar el papel que ha adquirido la criminalidad en dicho incremento.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, ONG mexicana, viene publicando un listado de las 50 ciudades más violentas del mundo desde hace algunos años donde casi todas son Latinoamericanas.
De hecho, de acuerdo con datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2013), aunque nuestro subcontinente concentra aproximadamente el 8% de la población mundial, el 42% de los homicidios y el 62% de los secuestros globales, se producen en América Latina. Es decir, que vivimos en un subcontinente particularmente violento.En la última edición del mencionado ranking, las urbes brasileras han escalado posiciones de forma dramática.