La actividad coral constituye un espacio de formación artística integral que permite el aprendizaje y desarrollo habilidades musicales de diferente índole. A lo largo de su estadía en el coro el coreuta aprende las bases de la Técnica Vocal y del Lenguaje Musical Tonal, así como también desarrolla su percepción auditiva, la afinación, la independencia vocal y el canto colectivo. El coro constituye a su vez un espacio de recreación que favorece la integración social, motiva la ética del trabajo en equipo, y promueve el compromiso individual y colectivo.
Investigaciones recientes dentro del campo de la Psicología de la Música, han permitido comprobar que el trabajo vocal colectivo constituye una forma de comunicación grupal extremadamente fuerte que permite sintetizar, integrar, y profundizar conocimientos y experiencias adquiridas por diferentes participantes de la vida cotidiana (Anderson, 2009; Lebler, 2008; Martínez, 2009).