La globalización generó un efecto que quizás al principio no se esperaba o aún hoy se sigue dudando de ello: la revalorización de la cultura y la historia local. Podemos cuestionar el modo en que se produce esa puesta en valor, si es puramente mercantil, a los efectos de fomentar el turismo, o es genuina; pero difícilmente podemos afirmar con tranquilidad que destruyó las “historias locales”. Aunque también produjo otro efecto, que se acopla a un ideario actual: el ciudadano local está más pendiente de lo global que de su entorno. Entre estos dos polos, entre lo local y lo global, el olvido y la memoria, enmarcamos el libro de Florencia Baez Damiano, Historia de la literatura de Junín. 1895-1945. De este gran trabajo de investigación de archivo se destaca la construcción de una parte de la memoria colectiva local de Junín (Buenos Aires), que se puede pensar desde un contexto más amplio. Esto lleva a ver que ninguna producción cultural se produce de manera aislada y por lo tanto cada pieza, aun las que conforman las historias locales, habla de su entorno y también de procesos socioculturales más amplios.