Algunos acontecimientos parecen destapar la olla de la América racista, realidad social que subyace bajo algunas capas de maquillaje que los norteamericanos han puesto a la verdadera situación de las minorías en los Estados Unidos de América. Los hechos ocurridos en la localidad de Ferguson Missouri ponen al desnudo la disimulada creencia de una América integrada no segregacionista, con el lamentable asesinato de un joven afro descendiente en manos de la policía y la posterior represión a quienes manifestaran pacíficamente por las calles.
Escenas que parecían salidas del conflicto de Irak y no del mismo territorio de los Estados Unidos, con policías y otros organismos del Estado armados, como si fueran a enfrentarse en una guerra extrema, sacudían la visión de los observadores de distintos organismos de derechos humanos presentes desde el inicio de las protestas.
Si pudiéramos trazar una línea de tiempo, podríamos observar que este es uno más de similares hechos que vienen dándose a lo largo del tiempo en Estados Unidos de América, en los cuales la brutalidad policial afectan derechos humanos básicos o directamente termina con la vida de jóvenes afro descendientes. En efecto, el caso de Rodney King, el de Amadou Diallo, el de Trayvon Martin y ahora el del joven Brown, parecen poner en el tapete la discriminación a la que son sometidos a diario estos ciudadanos en sus pueblos o ciudades.