Suena la alarma y entre bostezos y el aliento de un par de horas de sueño, se refriega los ojos lagañosos. Son las 9 am y no hace falta madrugar. Hace un tiempo que el horario dejó de tener sentido. pero bueno, intentar tener una rutina ayuda a encarar mejor lo que queda, que pueden ser dos semanas o un año ¿Quién sabe? Suspira fuerte y se da el primer empujón anímico para salir de la cama, primero apoya el pie izquierdo, eso sí que desapareció hace tiempo, ya no hay tal cábala en la vida. Por la ventana se cuela un pequeño pero cálido rayo de sol, mientras una cortina de tela flamea impulsada por una suave brisa de otoño. El despertador sigue sonando, recién ahora con un manotazo sin ponerle la vista encima lo apaga. Se pone unas pantuflas y encara para el baño.