La convocatoria fue a quienes entendíamos que tenían mucho por decir, que algunxs lo estaban diciendo en otros medios y que otrxs no lo estaban pudiendo decir o lo estaban diciendo como pueden. Pero como comunicadores que son/somos teníamos la responsabilidad de hacer circular la palabra, compartirla, ver si encontrábamos el lazo con esos tantos otrxs que nos han confiado (de alguna manera, al menos) el lugar que ocupamos. Dispusimos que no hubiera reglas rígidas de escritura: no habría aplicación de las normas de la tradición escritural de Q/C (salvo las reglas sintácticas y ortográficas estándares de las lenguas en que cada uno escribe o dice), ni cantidad de caracteres mínimos o máximos. Pensamos que algunxs lo harían mediante un Ensayo, otrxs con un Haiku, unxs con una Entrevista en soporte sonoro, otrxs con una foto propia o prestadaconcomentarios, epígrafes o críticas... En forma rápida, casi urgente, empezaron a llegar los materiales, profusos, profundos, aluvionales. Hermosos y potentes. Casi inclasificables, inagrupables, de tan originales.