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Este trabajo se propone reflexionar sobre estrategias de realización de documentales participativos y su vínculo con el concepto de experiencia como dimensión cognoscitiva. A partir de la experiencia docente en los llamados ámbitos de educación no formal, se ha detectado la escasa elaboración de didácticas que enseñen el arte audiovisual. Esta situación, genera un vacío notable si se considera la importancia de lo audiovisual en la cultura contemporánea y en el modo en que construye subjetividad (Morduchowicz, 2004; Duek, 2013; Bejarano Petersen, 2014). Los pequeños, desde temprana edad, están atravesados por pantallas e interactúan con dispositivos, sin que ello implique un uso crítico. Cuestionando esta naturalización, el arte puede ofrecer una herramienta lúdica, en el ida y vuelta, entre la cultura y las miradas subjetivas, facilitando el paso simbólico de la reproducción a la creación -según Vigotsky (2000). Para llevar a cabo este paso de receptor/a a creador/a es necesario ahondar en el concepto de experiencia. La misma, propuesta como “un intercambio activo y atento frente al mundo; una completa interpenetración del yo y el mundo de los objetos y acontecimientos” en términos de Dewey (2008: 21-22) permite cuestionar, recuperar, reflexionar sobre los conocimientos propios, y la forma en que estos se dinamizan y son dinamizados por el entorno. Tomando así la propia experiencia como conocimiento. Para esto se abordará el caso particular del documental “Mundos Adentro del Mundo” realización participativa en proceso, realizado por quien presenta esta propuesta, como tesis de grado para la Licenciatura en Artes Audiovisuales de la Facultad de Bellas Artes - UNLP. El documental reconstruye la experiencia en La Casa de las mujeres, colectivo feminista del barrio de Abasto, La Plata. Este lugar funciona como espacio de encuentro entre mujeres: se escuchan, se contienen, piensan su lugar en la sociedad y buscan formas, estrategias, de transformarlo. Para hacerlo, antes debieron transformar la mirada sobre sí mismas en un proceso que podemos definir en términos de Cabnal como deconstrucción (Cabnal, 2010). El documental focaliza en dicho proceso a partir de la modalidad participativa. Desde esta perspectiva todo el grupo, o comunidad en cuestión, participa de la elaboración del documental permitiendo así, no sólo dar a conocer situaciones particulares respecto a su condición social, económica, política o cultural desde la mirada de los propios habitantes, sino que además refuerza un sentimiento de pertenencia -un colectivo que les identifica- y de pertinencia -un saber legítimo sobre el mundo. Esto es así porque los involucrados en el proceso -equipo y comunidad- reflexionan colectivamente sobre el valor de los saberes que poseen, sobre su cultura e identidades propias y sobre los aspectos que quieren comunicar -o no- y la mejor forma de hacerlo (Sandoval Rivera, 2015:116). Es decir, que en conjunto se resuelve qué se filma, cómo y por qué. Por ello, tanto el film como el proceso de su realización devienen centrales. Resultando de este modo central también, la reflexión acerca del concepto de experiencia, entendida en términos de Schaeffer como "el conjunto de los procesos interactivos de naturaleza cognitiva, emotiva y volitiva que constituyen nuestra relación con el mundo y con nosotros mismos, así como el conjunto de las competencias adquiridas por la recurrencia de tales procesos" (2004, [2018]: 32) Por otra parte, para los sectores en donde el derecho al acceso al arte y a la educación se encuentra vulnerado, resulta significativo trabajar obras de arte colectivas, en donde se pueda ver de modo concreto cómo influye en dicha obra la forma particular de ver y de entender el mundo de esa comunidad y de cada habitante. Afianzando de este modo su subjetividad, fortaleciendo la empatía para con otros y estimulando su mirada artística. Los movimientos que permitieron dar forma a la idea de dicho documental, así como la forma en que las mujeres de ese barrio fueron pasando de ser filmadas a filmar, dan lugar al objetivo central del presente trabajo: materializar, a través de la escritura, el proceso de realización audiovisual participativa. Recuperando así su sentido epistémico; tomando el concepto de experiencia como eje teórico.