La República del Líbano experimentó su última guerra con Israel entre julio y agosto de 2006. La misma constituyó una catástrofe ambiental, como acontece en la mayoría de los conflictos armados; por sobre todo a causa del bombardeo israelí de la central eléctrica de Jiyeh que ocasionó el vertido de aproximadamente 15.000 toneladas de petróleo al mar Medi-terráneo.
A pesar de las exitosas y solidarias tareas de limpieza, y si bien muchos de los efectos ambientales del enfrentamiento aún permanecen sin resolver en territorio libanés, este país de Medio Oriente todavía espera ser indemnizado según establecen las Resoluciones de Na-ciones Unidas que se renuevan anualmente desde 2006.