La intención del presente trabajo no es analizar en profundidad el discurrir y funcionamiento del nuevo organismo, en el cual las pocas expectativas depositadas se han verificado en la realidad con la falta de iniciativa ante problemáticas regionales como la nula mediación en conflictos (tales como los hechos acaecidos en Bolivia a partir de las denuncias de fraude electoral que darían lugar a la salida de Evo Morales, donde el único organismo interviniente fue la OEA), así como ante la pandemia ocasionada por el Covid – 19, frente a la cual no se han logrado instancias de coordinación regional que se traduzcan en acciones materiales de peso. La propuesta es analizar los hechos que propiciaron el abandono de UNASUR y la fundación de PROSUR en base a la crisis y el viraje ideológico en los antiguos impulsores de la integración, así como, a partir de conceptos de la teoría constructivista, la jerarquización del “modelo chileno” como eje y bases de un nuevo paradigma integracionista.