Hemos visto la pequeña batalla de los intelectuales europeos, sus pronósticos derivados de la observación de la pandemia. La sopa de Wuhan, los anuncios de los más enfervorizados sobre el fin del capitalismo, las aseveraciones sobre que nada será igual una vez superada la misma, y también los rechazos a esta posiciones, la advertencia acerca de que la situación inmediata a la aparición de este ataque de la naturaleza a la fragilidad de la vida humana no variará, solo se verá estremecida, desconcertada y humillada.