En el interior del proyecto fundacional de Onetti es posible leer tanto sus elecciones como sus exclusiones, su apuesta a la invención ficcional y su rechazo de las estéticas que califica de "nativistas" y "criollistas" así como su crítica al "compromiso literario". Tracé un itinerario de las huellas de estas exclusiones en sus textos, trayecto que se inicia en El pozo (1939) y en sus escritos contemporáneos de Marcha para articularse en Para una tumba sin nombre (1959). Propongo leer esta última nouvelle a partir de la siguiente pregunta: ¿cómo es posible armar un relato sobre "los miserables" en contra del relato realista y fuera de los mandatos del compromiso político?