El debate sobre las fortalezas y debilidades del voto electrónico se encuentra en un momento de fuerte polémica, no solamente en la sociedad en general, sino también en el ámbito académico. Las argumentaciones a favor y en contra de su aplicación son muy diversas.
Los que opinan a favor, se basan en la velocidad con la que se conocen los resultados y en la (supuesta) exactitud del proceso. Los que se oponen, afirman que resulta imposible asegurar la transparencia de los sistemas de voto electrónico.
La postura asumida por este equipo de investigación, es que se trata de un sistema de seguridad crítica, y que la confianza del electorado es de máxima importancia para lograr su aceptación, tal como afirman McGaley y Gibson en [1]: “Un sistema de votación es tan bueno como el público cree que es”. Este grupo de trabajo percibe estos sistemas como objetos de investigación, por lo tanto, está dedicado al análisis y evaluación de las condiciones de seguridad que deben cumplir y también al estudio de las soluciones que diferentes autores han propuesto hasta el momento, para intentar generar un modelo que facilite el desarrollo de un sistema robusto y confiable.
Se siguen, en forma paralela, dos líneas de trabajo que representan esquemas diferentes que pueden aplicarse a los sistemas de voto electrónico:
a. Basado en criptografía homomórfica.
b. Basado en criptografía One Time Pad.
En este trabajo se exponen los avances que se llevaron a cabo para cada una de las mencionadas líneas.