Las inundaciones en áreas urbanas producidas por el cambio climático si bien parecen de carácter excepcional son cada vez más recurrentes y ocasionan víctimas entre la población (especialmente en los grupos más vulnerables), pero también afectan el funcionamiento de la ciudad y generan pérdidas económicas por destrucción o deterioro de bienes muebles e inmuebles.
En la Región del Gran La Plata (en adelante RGLP), las inundaciones producidas el 2 de abril de 2013 con el conocido saldo en materia de pérdidas materiales y humanas, puso en evidencia la necesidad, en primer término, de comprender que lo sucedido registra antecedentes (aunque de menor significación) y que puede repetirse. Ello impone reflexionar sobre las causalidades y las propuestas de solución. De las primeras, puede decirse que en las últimas décadas se ha tendido a asignar a los “cambios climáticos globales” un peso singular en la recurrencia e intensidad de las precipitaciones; mientras que —por el lado de las soluciones posibles— el diseño y ejecución de infraestructuras de saneamiento hídrico son visualizadas como el modo de resolverlas.