González examina la obra de Arlt siguiendo los rumbos de su sensibilidad de lector (arltiano), intentando encontrar las causas que provocan en él y en los demás lectores determinados efectos. Afirma de ese modo su “subjetividad” de crítico literario a partir de una fuerte identificación —“nosotros. lectores de Arlt”, dice—, que se convierte en el lugar privilegiado en el que es posible “encontrar” la singularidad de la obra de Roberto Arlt. Y encontrar, para González, no consiste nunca en el fácil reconocimiento de los sentidos ya establecidos, sino en la invención de nuevas significaciones.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)