En la presentación de Los trabajos y las noches de Alejandra Pizarnik, Olga Orozco dice: “La poesía es ese lugar donde todo sucede, donde todo es posible, ese lugar que con la religión y con la magia producen un ácido que borra las fronteras del paraíso perdido en un relámpago de conjunción y separación”. La oscuridad es otro sol (1967) es el primer libro de relatos de Olga Orozco. También la luz es un abismo (1995) se configura como su transtexto (G. Genette) ya que intentará recuperar aquellos sentidos de la experiencia fijados en el pasado y suspendidos en el tiempo dentro del universo de significación o “zona invisible” de la narradora: “cuando yo quiero vienen y vuelven a pasar ahora como entonces” (p. 108). Podemos decir que este segundo texto está presentado como copia o reflejo del anterior, existe a partir de las similitudes entre signos y de la posibilidad de repetirlos. Juega con la idea de coincidencia (borradura de la distancia temporal y espacial) entre la experiencia de lo real, la primera experiencia escrituraria y su doble. Es el ritual el mecanismo de recuperación de la palabra sagrada y el que nos lleva a asociar los textos de Olga Orozco con la noción de poesía pura (tradición compartida con Pizarnik).
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)