Viviré con su nombre, morirá con el mío de Jorge Semprúm, la cuarta y por el momento última novela del ciclo dedicado a narrar la experiencia de deportado en el campo de concentración de Buchenwald, retoma la perspectiva y los motivos principales de los tres libros que la anteceden. Sin embargo, como es propio de la escritura del autor madrileño, las continuidades no impiden que cada novela tenga sus rasgos peculiares y reconocibles. En el texto objeto de atención en el presente artículo las señas de identidad descansan sobre dos planos: el primero afecta a la materia del relato y deviene de una visión sumaria que reúne y reorganiza los ejes temáticos precedentes; el segundo se origina en innovaciones diversas en el discurso narrativo que había venido cultivando el autor, híbrido y rebelde al canon de la novela clásica. El resultado es una novela más accesible al gran público y más cercana a las tendencias de la narrativa española actual.