Los ostrácodos constituyen una clase de crustáceos de hábitos acuáticos y morfológicamente muy conservadores, fácilmente identificables por su pequeña talla y la presencia de un exoesqueleto o caparazón bivalvo, de naturaleza quitinoso-calcárea, que cubre completamente las partes blandas. El tamaño de un ostrácodo adulto oscila entre los 0,15 y los 2-3 mm, si bien algunas especies de agua dulce alcanzan los 8 mm; las de Gigantocypris miden hasta 32 mm y algunas paleozoicas del género Leperditia, llegaron a los 50 mm.
El caparazón está compuesto por carbonato de calcio en forma de calcita con proporciones variables de magnesio, recubierto externamente por una capa de quitina. Lo integran piezas o valvas laterales, ubicadas a ambos lados del cuerpo y articuladas dorsalmente mediante una charnela. En caso de agresión o perturbación, el individuo se retrae completamente en el caparazón, el cual se cierra mediante la acción de músculos aductores.